La punción seca
BLOG LUCÍA VILLAFAÑE

La mejor técnica para contracturas rebeldes ¿mito o realidad?

La Punción Seca (PS) consiste en clavar una fina aguja en el Punto Gatillo Miofascial (PGM), es decir, en la parte más aglutinada de la contractura, una especie de banda tensa que presenta el músculo cuando cuando el PGM se activa.

El PGM se detecta con la palpación y una vez localizado, se clava directamente sobre él la aguja. Viene a ser como un disparo en el corazón de la contractura (mis disculpas por la analogía) y si se da en el blanco, notaremos una súbita contracción (respuesta de espasmo reflejo).

Obviamente, la PS supone por tanto una técnica muy valiosa y muy efectiva para la destrucción de contracturas y PGM por su intensidad, precisión y profundización.

Puncion_Seca_Madrid

No obstante es fundamental explicar al paciente cuando acude a consulta que no todos los dolores son candidatos a ser tratados con PS.

Existen dos premisas que deben guiar nuestro tratamiento:

¿Qué músculo tenemos que pinchar? ¿dónde duele?

No siempre y esto a veces, nos cuesta creerlo.

Pongo un ejemplo que muchos hemos sufrido: un dolor en la zona periescapular (encima o alrededor del omóplato) del lado derecho. Al tocarnos, palpamos la contractura perfectamente y además lo asociamos al ratón del ordenador o a mover algo con el brazo de manera repetitiva.
Si lo presionamos con el dedo, reproduce nuestro dolor calrísimamente.

Pues aquí, la respuesta a nuestra pregunta anterior, es, NO, no pincharemos el músculo elevador de la escápula, que es eso que tocamos, como una pequeña pelota, junto al omóplato.

En estos casos (aunque en medicina siempre hay excepciones) esa contractura es defensiva, está intentado corregir un desequilibrio que viene de la cadera izquierda: la musculatura pelvitrocantérea (glútea) del lado izquierdo está retraída o acortada. Y como sus fibras se continúan con las del dorsal derecho, retraen las de éste también. El dorsal ancho termina en el brazo (en este caso en el brazo derecho) y al verse acortado desde la cadera contraria (izquierda), desciende el conjunto del brazo y hombro derecho. Cuando esto ocurre y tratamos de usar el brazo de manera normal, en lo alto de la mesa con el ratón o manipulando cosas, el cuerpo se las tiene que ingeniar para subir ese brazo descendido por el dorsal. Y esto lo hace con el trapecio derecho y el elevador de la escápula, voilá.

Resulta entonces que la zona de la cintura escapular es el campo de batalla entre el dorsal, que quiere bajar el hombro y el trapecio y elevador que lo quieren devolver a su posición correcta.

Puncion_Seca_Musculos

Y ¿quién gana?

Pues en la mayoría de los casos, el dorsal porque es casi el doble de grande que el trapecio y diez veces mayor que el pobre elevador de la escápula.

Pero resulta que ni el trapecio ni el elevador se rinden y mientras el dorsal siga retraído hacia abajo (recordemos que por culpa de la musculatura glútea), el trapecio y el elevador seguirán resistiendo, tratando de subir el hombro. Y obviamente, esto los llevará a la fatiga y el espasmo hasta producir una contractura crónica.

Entonces, volviendo a nuestra pregunta, si pinchamos el trapecio y el elevador derecho, ¿solucionamos el problema? Quizá notemos que nuestro dolor periescapular disminuye temporalmente (un par de días, una semana a lo sumo) pero luego vuelve.

¿Por qué? Porque la musculatura glútea izquierda sigue tirando del dorsal derecho y éste del hombro hacia abajo. Es más, probablemente, si pinchamos trapecio y elevador derecho, dejemos vía libre al dorsal para hacerse más fuerte y tire del hombro aún más, hacia abajo.

Otro factor a tener en cuenta sobre la PS es que no todos los músculos reaccionan bien a la punción y el dorsal ancho es uno de ellos (su fisiopatología lo lleva a la retracción y fibrosis, no tanto a la hipertonía como el trapecio, así que lo que ocurre cuando lo pinchamos es que se defiende todavía más).

Por tanto, en este caso, el tratamiento habría que plantearlo desde la PS de los músculos glúteos izquierdos. Continuar con tratamiento manual del dorsal ancho y después, y sólo después de haber conseguido el paso anterior, valorar si pinchar ambos trapecios y elevador.

Así pues, la clave del éxito de la PS no reside sólo en la técnica, sino en el diagnóstico que se haga de la cadena lesional y aprovechar la eficacia de la punción para garantizar la solución de la lesión.

En este caso y con las posteriores pautas posturales y domiciliarias podríamos hablar de un tratamiento integral, desde la causa y no desde el síntoma, lo que nos acerca a la superación definitiva de la lesión.

Lucia Villafane