¿Molestias viscerales sin causa aparente?
Los gases, las digestiones pesadas, la hernia de hiato, el estreñimiento, los cólicos,… son algunas de las disfunciones viscerales más típicas.
Normalmente consultamos al médico si son agudas pero muchas personas sufren este tipo de alteraciones de manera continua, considerándose normales.
Una vez descartado cualquier cuadro agudo al respecto, existen muchas maneras para trabajar estas disfunciones viscerales.
Es necesario que el enfoque que se tome sea multidisciplinar:
Obviamente, la dieta es fundamental, debe ser equilibrada y además: tomar los alimentos lo menos procesados posibles para que cuenten con todas sus propiedades (crudo, vapor, salteado,…); evitar alimentos hiperpresivos, entendiendo éstos como los que aumentan la presión abdominal (los que te hacen retener líquidos, estriñen, hinchan, etc.); evitar también, las bebidas carbonatadas, pues esto espasma el intestino; o el picante en exceso (irrita el estómago y el colon).
El deporte también suele ser un buen aliado para equilibrar el organismo. Favorece la motilidad de las vísceras, ayuda a mejorar la oxigenación de los tejidos y la circulación general. Como en la dieta, éste debe ser equilibrado, sin llegar a la fatiga muscular para no bloquear la respiración e inhibir los efectos saludables que citábamos anteriormente.
Otro aspecto muy importante también al que no se le suele dar la importancia que tiene, es la regularidad en los horarios de comida y sueño. Cada víscera trabaja fundamentalmente en un periodo del día o noche, por ejemplo, el hígado trabaja en la primera parte de la noche, el estómago en las primeras horas del día, etc.; si alteramos nuestros horarios de comida constantemente, tendrán un trabajo extra que perjudicará su equilibrio. Las alteraciones de sueño en horarios y calidad, también dificulta este equilibrio al afectar al sistema parasimpático.
Además de todos estos consejos, la fisioterapia se ofrece como una gran herramienta para trabajar los trastornos viscerales porque en muchos casos, se producen por exceso de tono en la musculatura abdominal: por ejemplo el estreñimiento, por retracción del músculo oblicuo menor; los cólicos, por el oblicuo mayor; la hernia de hiato, por retracción del diafragma y así muchas más.
Con la fisioterapia visceral tenemos la oportunidad de trabajar estos músculos y fascias para favorecer su libertad de movimiento y su equilibrio.
Este trabajo puede hacerlo el fisioterapeuta en consulta, pero también el propio paciente en su domicilio. Dependiendo de cada caso, se debe hacer después de cada comida, una vez al día o a días alternos.
El automasaje que proponemos para hacer en el domicilio consta de 3 pasos:
1. Pases en sentido peristáltico: masaje circular en sentido de las agujas del reloj, que es el sentido de la digestión. Favorecemos así el tránsito, la no formación o evacuación de gases,… Debemos profundizar ligeramente (apretar lo justo para que no sea simplemente un masaje en la piel). Nunca debe doler. Podemos parar y sostener en aquellos puntos que veamos que se detiene la mano y que coinciden con un “nudo” del tejido; aguantamos ligeramente la presión hasta que ceda. Repetimos 3 veces.
2. Pases en el diafragma: realizamos un masaje simétrico, primero un lado y luego el otro desde la apófisis xifoides, por el arco costa hasta donde éste acaba. Repetimos 3 veces en cada lado. Con la indicación de una presión igual al masaje anterior, deteniéndonos allí donde la mano se pare.
3. Pared abdominal: en este caso, el sentido también es peristáltico pero para las maniobras, que comienzan en la parte inferior derecha del abdomen, tomando un pliegue de piel (“pellizco”), sin que sea doloroso, durante la inspiración por la nariz. Y durante la espiración por la boca, sostenemos el pliegue de piel donde estaba, obligando al tejido a separarse y conseguir así que se ahueque la pared abdominal. Con esto favorecemos un abdomen elástico y oxigenado, que como decíamos arriba será fundamental para la correcta motilidad visceral.
Este trabajo visceral es muy completo y otorga grandes beneficios a quien lo lleva a cabo, pero me gustaría terminar insistiendo en la importancia de que debe ir enfocado de una manera multidisciplinar, relacionando: dieta, deporte, descanso nocturno, medicación, gestión del estrés, etc. para el éxito del tratamiento.