Esos dolores propios del embarazo
El embarazo es un perido en el que el cuerpo de la mujer sufre muchos cambios en poco tiempo y ello conlleva dolores musculares y articulares. En este post, describiré algunos de los más frecuentes y maneras de aliviarlos.
Lo primero que debemos saber cuando hablamos de molestias y dolores en el embarazo, es que si estamos intranquilas, lo mejor es preguntar al médico o matrona sobre nuestros síntomas.
Pero dicho esto, hay molestias típicas que sufren muchas mujeres y el hecho de saber cuáles son y por qué se producen, nos puede ayudar a gestionar ese dolor.
Es importante insistir en que estas molestias durante el embarazo suelen aparecer cuando hay un cambio importante en el cuerpo: crecimiento grande de la tripa, ensanchamiento de la pelvis, cambio de posición del sacro, etc. y son por tanto, dolores derivados de una situación fisiológica, es decir, de una situación normal. Esto debe ayudarnos a no preocuparnos en exceso.
Conocer estas molestias nos permitirá detectarlas y poder ponerles remedio. Aquí van algunas de las más habituales:
–dolor en zona de las costillas derechas: normalmente el músculo oblicuo derecho (abdominal derecho) está más adherido que el izquierdo para favorecer la digestión, pero por ello también, durante el embarazo, le cuesta más dejar hueco a la tripa para que se desarrolle. Y esto provocarán un conflicto de espacio, hasta que el oblicuo interno se «dé de sí» y aumente el espacio.
–piramidal derecho: el piramidal es el músulo que hay en ambas nalgas. El derecho suele tener más tono y por ello tienen más facilidad para contracturse. Cuando esto ocurre se siente un pinchazo en la zona glútea al caminar o subir/bajar escaleras; a veces, baja el dolor por la pierna. Es lo que se conoce como síndrome del piramidal o pseudociática. Esto ocurre porque los piramidales estan sujetando el sacro, que es el hueso del que pende el útero. Cuando el útero experimenta el crecimiento propio del embarazo, tira del sacro y éste de los piramidales.
–dolor en el pubis: este es otro dolor típico del embarazo y la razón es parecida a la anterior. Cuando la tripa empieza a crecer, la musculatura abdominal tiene que estirarse y al hacerlo, tira de su inserción en el pubis. Suele dar un dolor punzante sobre el propio hueso.
–dolor transversal en la propia tripa: exactamente igual, al crecer la tripa, el músculo transverso del abdomen, tiene que estirarse y hasta que lo consigue, se puede notar la tensión en forma transversal, como desde el ombligo hacia el costado.
Cualquiera de estos dolores, pueden aparecer como decíamos cuando el cuerpo sufre un cambio pero es importante saber que en unos días o semanas, cuando los tejidos se estiran y adapatan a la nueva posición, se pasan… No obstante, hay algunos consejos que podemos llevar a cabo para aliviar estas molestias típicas del embarazo:
–para el dolor de las costillas derechas -> masaje deslizante desde el costado hacia el ombligo. Una especie de pinzado rodado, como intentando arrastrar la piel desde el lateral hacia la línea media.
–para el dolor del piramidal derecho -> de pie o tumbada de lado, colocar una pelota antiestrés en el centro de la nalga, en el punto de dolor e intentar relajarnos en esa posición. Debemos sentir cómo la pelota se va hundiendo y fundiendo en nuestro tejido.
–para el dolor del pubis: dar calor con nuestras manos en la zona del pubis, tanto en las inserciones musculares como en el propio hueso.
–dolor transversal en la propia tripa: dibujar con nuestra mano abierta unos trazos desde el costado hasta la línea media de la tripa. Son trazos propioceptivos que le dan la información correcta al trasverso del abdomen de cómo debe trabajar de alargarse. Se repiten de ambos lados varias veces.
Estos son los dolores o molestias más habituales que me suelo encontrar en consulta. Y como decía arriba, son propios de los cambios de etapa durante el embarazo. Pero el conocerlos y saber cómo aliviarlos nos puede ayudar a gesitonarlo y hacerlo más llevadero. No obstante, si se alargan mucho en el tiempo o nos preocupan, lo mejor es quedarnos tranquilas preguntando al médico, matrona o fisio.
Y si estáis leyendo este post porque estáis embarazadas, ¡enhorabuena!